Miguel Rabaneda se acerca a los alrededores de El Monte de El Pardo para conocer la Huerta Don Pepito, un lugar donde se mantiene vivo el conocimiento de la agricultura doméstica heredado de los abuelos.
Enrique José Guerrero, más conocido como Monje, nos enseña la metodología de trabajo en este huerto familiar.
Para la plantación, utilizan un 50% de semillas propias y un 50% de semillas compradas, con el objetivo de asegurar la producción. Desde que se planta la semilla hasta que se recoge el fruto transcurren aproximadamente tres meses. Para sembrarlas, emplean dos técnicas: una individual y otra en la que se colocan varias semillas en un mismo terreno. Una vez que brotan los plantones, se separan y se reubican en macetas.
Cuando la planta está en condiciones óptimas para pasar a la tierra, se trasplanta de una en una, dejando el espacio necesario entre ellas para permitir un buen desarrollo de las raíces. La principal causa de muerte en las plantas domésticas es el exceso de riego.
Melón, calabaza, calabacín, albahaca, pimiento amarillo y pimiento verde italiano son algunos de los cultivos que pueden encontrarse en este lugar.
Este huerto apuesta por el cultivo de cercanía y la relación directa con el cliente. Por ello, sus principales consumidores pertenecen a los barrios de Montecarmelo y Mirasierra. Sin necesidad de publicidad y gracias al boca a boca, el negocio ha crecido de forma orgánica.