En El Berrueco, la cantera Blanca Aurora lleva casi 40 años en funcionamiento y basa parte de su actividad en detonaciones controladas. Con cargas de pólvora y agua como refuerzo, los canteros logran abrir la roca y mover bloques de hasta 70 toneladas.
El procedimiento, que combina pólvora con cordones detonantes y mechas lentas de un minuto y medio, requiere máxima seguridad para evitar accidentes.
“En la mayoría de los taladros solo hay agua, pero en dos de ellos colocamos pólvora. Eso es lo que empuja la bancada y hace que la piedra se abra. Alguna vez hemos tenido sustos cuando la carga fue excesiva”, reconoce Andrés Sánchez, especialista con diez años de experiencia.
Aun así, la esencia del oficio se mantiene. Como recuerda Alfredo, cantero con más de 40 años de experiencia, “lo importante es que cada detonación salga bien: seguridad primero y, después, piedra de calidad”.
Aunque las explosiones siguen siendo el momento más espectacular de la jornada, la tecnología ha transformado la cantera. Tras la explosión, la piedra se corta con maquinaria de hilo diamantado, lo que permite obtener bloques precisos y de gran calidad. El granito de Blanca Aurora se exporta a toda España y al extranjero, consolidando a esta cantera madrileña como un referente del sector.