Irene Amat repasa con mirada experta los ingredientes y las medidas de sus recetas. No es una comprobación rutinaria, sino el meticuloso proceso creativo de quien ha decidido dar el salto y volcar toda su experiencia en su propio proyecto.
Después de años al frente de la repostería de uno de los hoteles más emblemáticos del mundo, el Ritz, Irene ha cambiado las grandes cocinas por su propio obrador en Itama, una dulce aventura ubicada en la calle Abtao, 4, en el barrio de Retiro.
"Pues mi sueño literalmente era esto. O sea, el poder levantarme por la mañana y decidir un poco qué quería hacer cada día, esa sensación de libertad extra que tienes cuando es tu propio negocio", confiesa Irene. Para ella, este paso supone la materialización de una carrera intensa y el momento idóneo para arriesgar: "Es el momento de arriesgar y emprender".
Itama no es una pastelería al uso. Irene habla de "repostería de autor con pasteles de vitrina". Su filosofía se centra en crear pequeñas obras maestras individuales. "Queremos aportar pequeños pastelitos individuales, pequeñas piezas muy potentes de sabor y que acompañen a momentos especiales a la gente, sobre todo", explica.
El catálogo es un equilibrio entre la sofisticación y lo popular, con todas las creaciones elaboradas artesanalmente en su obrador. La innovación es el motor de su negocio. En un tablón dentro del obrador, Irene y su equipo apuntan novedades, recetas nuevas y los resultados de constantes pruebas.
La experimentación con sabores es su sello distintivo. "Mezclamos sabores picantes, muy ácidos. O sea, un poquito de todo: pimientas, chiles. Jugamos a tope con los ingredientes", revela. Esta audacia gustativa no pasa desapercibida: "Nos vienen, de hecho, preguntando por novedades, por las mezclas de sabores. O sea que muy bien, muy contenta".
Aunque su proyecto es nuevo, su reputación la precede. Tal es su prestigio que el propio Hotel Palace sigue contando con sus creaciones para eventos especiales. "Bodas y eventos así como más especiales que hemos tenido y estamos teniendo", comenta.
En esta aventura, no está sola. Irene trabaja codo con codo con su compañera en el obrador, donde el ritmo es imparable pero la ilusión lo impulsa todo. Itama es más que una pastelería; es el sueño de libertad y creación de una repostera que ha decidido que su mejor receta era, precisamente, la de su propia carrera.