El Paseo de la Castellana suma un nuevo epicentro de dulzura y sofisticación. La pastelería más exquisita aterriza en el corazón de Madrid de la mano del maestro francés Nicolás Rouzaud, que hasta el próximo 15 de octubre convertirá el espacio Flor y Nata del hotel Rosewood Villa Magna en el escenario de sus creaciones, que él mismo define como "la alta costura de la repostería".
Rouzaud promete traer a la capital algo novedoso: "Mi pastelería es como la alta costura, con muchos detalles. Eso es lo que puedes encontrar en mis dulces. Creo que traigo a Madrid algo nuevo, una pastelería con diferentes texturas, con adornos típicos de mi repostería. Usamos frutas y productos de temporada que puedes encontrar aquí mismo; son numerosas texturas en boca y muchas sensaciones que podemos llegar a sentir".
Esta colaboración es una apuesta del hotel por ofrecer experiencias únicas y limitadas en el tiempo. Como explica Laura Del Pozo, representante del hotel, "tenemos una nueva experiencia para todos los visitantes y huéspedes. Lo hemos traído para ofrecer algo único nuevamente y solamente estará desde el 15 de septiembre hasta el 15 de octubre".
La propuesta es doble: por un lado, un menú de afternoon tea o merienda prediseñado, y por otro, la posibilidad de adquirir las piezas individualmente en la vitrina para disfrutar in situ o llevar a casa.
El menú cerrado es un viaje de sabores que comienza con lo salado y culmina con lo dulce. "Tenemos una carta completamente nueva creada para una experiencia que empieza desde salados, luego hay un granizado, que es maravilloso, después pasamos a dulce y acabas con un plato que te preparan en el momento", detalla Laura.
Según desvela el propio Rouzaud, este itinerario culinario incluye un "bocado de salmón, mayonesa de huevo con aguacate, un bikini de jamón y queso, dulces con sabores de temporada, cookies y financiers, y para acabar un postre con queso crema, el cual puedes acompañar con caramelo y vainilla".
Quienes prefieran elegir su propia aventura dulce, pueden hacerlo en la vitrina convencional instalada dentro del hotel. "El resto de la carta también son pastelitos individuales que, además, se pueden tomar aquí o se pueden llevar a casa", añade Laura.
Estas creaciones no solo destacan por su estética, sino también por su elaboración. "Tienen una estética súper bonita y están hechas con frutas de temporada, lo que reduce mucho la cantidad de azúcar. Una pastelería muy fina, con texturas, hasta siete elaboraciones en una única pieza".
El espacio Flor y Nata, siempre abierto gracias a estar integrado en el hotel, ofrece un amplio horario y la posibilidad de reservar en el jardín para vivir esta experiencia única. "Tenemos unas cajitas donde uno puede elegir uno, cuatro, los pasteles que quiera para su propia casa o para una visita", concluye Laura Del Pozo, invitando a los madrileños a descubrir estos pequeños tesoros efímeros.