El clamor en Instagram y otras redes sociales ha sido escuchado. Demasié, la pastelería barcelonesa cuyas cookies se han convertido en el dulce más deseado, ha abierto sus puertas en Madrid, en la calle de Augusto Figueroa, 23.
Detrás de este éxito está Oriol, un panadero y repostero que representa la quinta generación de una saga familiar con raíces que se remontan a antes de 1900. "La gente, la verdad, es que lo pedía. Nos escribían por Instagram, nos escribían por todos los sitios. Nos decían: 'Queremos en Madrid, queremos probarlo sí o sí y queremos en Madrid, queremos en Madrid'. Pues aquí estamos", explica con entusiasmo.
"Empezaron mis tatarabuelos ya antes de 1900, yo soy la quinta generación y la verdad es que nos encanta este mundo. Estamos súper contentos y es nuestra pasión". La obsesión por sus productos no es casualidad.
Cada día, en su obrador, elaboran cientos de cookies y cinnamon rolls con un meticuloso proceso artesanal. "Casi todas las cookies las hacemos a mano una a una y utilizamos mantequilla, nada de margarinas", aclara Oriol.
Esta filosofía se extiende a todos sus productos: "También hacemos cinnamon roll, lo hacemos también a mano, los cortamos uno a uno, 100% natural, nada de conservantes. También nos preocupamos mucho de los orígenes del café, del chocolate, el cacao".
La oferta es tan extensa como innovadora. Actualmente, cuentan con un repertorio de "30 tipos de cookies y 15 o 20 de cinnamon rolls, y cada semana sacamos una cookie nueva, que es lo que nos pide la gente todas las semanas". Esta constante renovación mantiene la expectación alta entre sus seguidores.
Uno de los secretos de su éxito reside en la personalización de sus masas. No utilizan una base universal, sino que esta varía en función de los ingredientes que llevará la cookie final.
"La que están haciendo los chicos es una masa que utilizamos para cuatro o cinco cookies, la de Kinder Bueno, la de Kit Kat, la de Nutella pistacho, que es un 'hit' que todo el mundo nos pide", detalla Oriol. "Si tenemos la cookie de Nutella, entonces añadimos avellana; si tenemos la cookie de lotus, pues ponemos canela, jengibre".
El proceso continúa con un cuidado manual: las porciones de masa se dividen una a una, se bolean, se aplastan ligeramente y se hornean. La frescura es primordial, por lo que el producto se envía a la tienda recién salido del horno. "Cada día enviamos el producto", asegura, garantizando así que cada cliente reciba su cookie o cinnamon roll en su punto perfecto.
Con la apertura en Madrid, Demasié no solo expande su negocio, sino que traslada una herencia familiar centenaria y una pasión por la repostería de calidad que, por lo visto, la capital estaba esperando ansiosamente.