En la calle Bretón de los Herreros, el aroma a callos, torreznos y oreja a la plancha guía a los comensales hasta un local que es una isla de autenticidad. Casa Tino, un bar que permanece fiel a sus orígenes desde 1992, se ha convertido en un imprescindible de Chamberí, un antídoto contra la modernidad donde el propio Tino y su oreja a la plancha son los protagonistas.
Frente al bullicio moderno de calles como Ponzano, Casa Tino atrae a quienes buscan tabernas con alma. El secreto, según su dueño, reside en especialidades que ya no se estilan y unos precios que invitan a repetir.
El bar ofrece tapas que huelen a tradición, como la oreja y las mollejas, acompañadas de un chorizo de Zamora y un salchichón de calidad, y siempre comienza el servicio con un arroz para dar el aperitivo.
La cocina es puramente casera y sigue un ritmo marcado por la semana. Los martes huele a cocido, los miércoles a codillo con lentejas, y el resto de días ofrece pescados frescos como boquerones, salmonetes o pijotas.
Esta oferta genera una lealtad inusual en sus clientes. Algunos llegan con su táper desde casa para llevarse la ración de lentejas del menú, mientras que otros clientes fieles aseguran visitar el local a diario, alabando la calidad de los productos, la amabilidad y, sobre todo, la generosidad de Tino con las tapas.
El local es un reflejo de su personalidad, un espacio lleno de recuerdos y pasiones. Entre todos ellos, destaca un elemento que se repite hasta la saciedad: el escudo del Atlético de Madrid. Tino lo deja claro, con una lealtad que trasciende los resultados deportivos.
Pero si hay un plato que corona la carta, es la oreja a la plancha. Este manjar, junto a la figura del propio Tino, se ha convertido en una institución en el barrio, demostrando que algunos sabores, los de verdad, nunca pasan de moda.