Cada año se diagnostican en España decenas de miles de nuevos casos de cáncer de mama —cifras recientes apuntan a más de 37.000 nuevos casos en 2025, según la Sociedad Española de Oncología Médica.
Gracias a los avances en detección temprana, investigación y tratamientos personalizados, la supervivencia a los cinco años ha mejorado notablemente.
Sin embargo, existe una preocupación creciente entre los oncólogos: un porcentaje significativo de mujeres no mantiene su tratamiento. Aunque los datos exactos varían según el estudio, según revisiones científicas entre el 28% y hasta el 60% de las mujeres interrumpen o no siguen la terapia hormonal durante los primeros cinco años.
Esta falta de adherencia no es un dato menor: la terapia endocrina (hormonal) es un pilar clave para reducir las recaídas en muchos tipos de cáncer de mama.
Los efectos secundarios, principal causa de interrupción
Uno de los motivos que explican estos abandonos es la aparición de efectos secundarios molestos, como dolores articulares, fatiga o síntomas relacionados con el tratamiento.
Además, algunos tumores desarrollan resistencia a la terapia: investigadores del Centro de Investigación del Cáncer han identificado nuevas señales moleculares —como la proteína FOXA1— que permitirían a ciertas células tumorales escapar de los tratamientos hormonales convencionales.
Frente a este escenario, la comunidad médica está buscando soluciones: por ejemplo, combinaciones terapéuticas más efectivas que bloqueen esas rutas de escape, intervenciones para mejorar el seguimiento del tratamiento, y apoyo más exhaustivo para las pacientes que sufren efectos adversos.