El Café Central de Madrid cerrará el 12 de octubre tras más de cuatro décadas como referencia para los amantes del jazz. Dejará un hueco en la cultura popular de la capital y sin empleo a 35 personas.
Pero hasta entonces el Central sigue programando dos sesiones diarias de música de calidad en su serie de conciertos de despedida.
Y una ilustradora, Ellen Lange, ha decidido plasmar esos últimos conciertos antes de que la presión inmobiliaria acabe con este templo de la música en vivo.
Ella llama a su arte pintura-jazz y asegura que trata de emocionar igual que los músicos. Ellos con sus instrumentos y melodías. Ella con sus tintas, sus pinceles y sus trazos sobre el papel.
Ellen llegó de Noruega y se enamoró del local. Cuando supo que la propiedad forzaba el cierre, decidió registrar cada uno de los últimos conciertos.
Cada nota de piano, de bajo, guitarra, trompeta, batería. Cada gesto de cada músico frente al público. El bloc de Ellen lo recoge todo. Una especie de acta final del local de la plaza del Ángel que se resiste a que, tras 43 años, tenga que cerrar definitivamente.