La Casa de la Panadería de la Plaza Mayor ha sido esta mañana el dulce epicentro de la tradición navideña madrileña, acogiendo la VIII edición del campeonato para elegir el Mejor Roscón Artesano de Madrid.
Un total de 60 roscones, diez más que en la edición anterior, procedentes de las mejores panaderías y obradores de la capital, se presentaron a concurso. La calidad ha sido tan destacada que, por primera vez, 13 piezas (y no las 10 habituales) pasaron a la final, dificultando enormemente la labor del jurado.
El concurso, organizado por Gastroactitud con el apoyo de Mantequilla Arias, es conocido por su exigencia. Cada roscón debía ajustarse a un peso en torno a los 500 gramos y someterse a una minuciosa evaluación.
"Sobre todo, el sabor, luego textura, alveolo, aroma", explicaba Oriol Balaguer, miembro del jurado y ganador de la pasada edición. Otro experto del panel destacaba la singularidad del certamen: "No hay en este país ningún concurso con la calidad que hay de los roscones que se hacen aquí en Madrid. Se podría innovar manteniendo siempre los principios del aroma, el sabor, ese toque de agua de azahar".
Tras esta rigurosa cata, el veredicto final ha coronado a Doble Uve Obrador. "Es la tercera vez que nos presentamos y por fin el premio. Estamos muy felices. Ya ahora directa de aquí a amasar", declaraba una emocionada Paloma Silvestrin, repostera del obrador ganador. El segundo puesto ha sido para La Crujiente, y el tercero para Marea Bread.
Como premio, el obrador ganador ha recibido, gracias al patrocinio de Mantequilla Arias, 2.500 euros en productos que serán donados a una ONG de su elección, añadiendo un valor solidario al reconocimiento gastronómico.
Más allá de la competición, el evento sirve para poner en valor el roscón de Reyes como un patrimonio gastronómico madrileño, fomentando el aprecio por los productos artesanales de proximidad que definen y enriquecen la cultura de la capital. Un dulce triunfo de la tradición, la calidad y el saber hacer de los hornos de Madrid.