Vuelve el altar más colorido de la capital a la Casa de México

  • 35.000 flores representan el paso entre el mundo de vivos y muertos
Foto: Madrid Directo |Vídeo: Telemadrid

Vuelve el altar más colorido de la capital a la Casa de México hasta el 14 de noviembre con 35.000 flores que representan el paso entre el mundo de vivos y muertos. Además, este año es el más grande de todos los que ha habido desde que en 2018 abrió sus puertas, coincidiendo con la puesta en marcha de la Casa.

Las colas para verlo son ya un clásico de los otoños en la calle Alberto Aguilera y este año se formarán de nuevo para disfrutar de una propuesta distinta a la de sus cuatro ediciones anteriores, con las flores como protagonistas por dentro y fuera de las instalaciones.

"Nosotros les preparamos alimentos con los que les gustaba comer y beber en vida"

El protagonista es el color de los cinco portales a los que dan forma 35.000 flores, tonos morados y anaranjados que representan el paso entre el mundo de los muertos y el de los vivos. Subiendo las escaleras, un tapete de Huamantla, fabricado con aserrín de colores, dibuja el camino de bienvenida a los difuntos.

Al fondo de la instalación se encuentra el txompantli, una hilera de cráneos en náhuatl, compuesto por 132 calaveras de barro negro, fabricadas de forma artesanal en Oaxaca. En las civilizaciones prehispánicas, con estos elementos se adoraba a Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra.

El altar lo completan los xoloitzcuintles, figuras sagradas con forma canina que representan al dios Xólotl, quien ayuda a las almas de los muertos para que puedan alcanzar el Mictlán, es decir, el inframundo en culturas precolombinas, a través de un río.

El Día de Muertos

El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas de México y es clave para trasmitir la riqueza cultural del país. Se trata de una festividad que recuerda y honra a los seres queridos que ya fallecieron.

Para celebrar este día, las familias mexicanas construyen altares, elemento fundamental que muestra el mestizaje de las religiones prehispánicas con la religión católica y que permite la convivencia entre vivos y muertos.

La riqueza de esta manifestación de la cultura mexicana fue inscrita por la UNESCO en su Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, definiéndola como una expresión integradora, representativa y comunitaria.

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