Esta estatua tan imponente es imponente porque homenajea a un señor imponente. Don Emilio Castelar.
Don Emilio odiaba la monarquía. Primero quiso echar a Isabel II. Cuando la echaron, quiso echar a Amadeo de Saboya. Cuando le echaron, fue Presidente de la Primera República en 1873.
Tiene fama de haber sido uno de los mejores oradores de nuestra Historia. También tiene fama de encantarse a sí mismo en sus discursos. Un día un parlamentario le contestó diciendo que “el señor Castelar es tan egoísta, que en una boda quisiera ser el novio; en un bautizo, el recién nacido y en un entierro, ¡EL DIFUNTO!”.
El gobierno español interceptó un barco con armas de contrabando para Cuba y fusiló a toda su tripulación. ¡El presidente Ulises S. Grant, el que luchó junto a Lincoln, amenazó con la guerra a España. Y hubo que recular, claro. ¡La que se podía haber liado!