El magnífico Museo Sorolla es magnífico porque muestra las obras del pintor Joaquín Sorolla. Eso es lógico, ¿verdad? Pero no es la única razón. El propio y maravilloso edificio fue la casa familiar del pintor. Y es un espectáculo. Su delicioso jardín huele a flores, pero hubo una época en la que olía a… paella.
Sorolla era valenciano. Y un valenciano fuera de Valencia echa de menos la luz del mediterráneo y la paella. Sobre todo la paella. Eso es un hecho, amigos. La familia Sorolla tenía en casa una cocinera valenciana. Como debe ser. La mujer tenía una mano espectacular. Por supuesto los componentes de la paella los traían desde Valencia. Todo supervisado por Clotilde, la esposa de Joaquín Sorolla.
¡La fama de las paellas de esta casa trascendió! Las esposas de otros pintores mandaban aquí a sus cocineras para que aprendieran de la cocinera valenciana. Un ejemplo de lo que hoy llamaríamos “coaching”.