La Guardia Civil ha vuelto este martes al monasterio de Orduña, donde actualmente residen las exmonjas de Belorado, en una actuación acompañada por una comisión judicial.
Durante la intervención, los agentes se llevaron a cinco monjas de avanzada edad, todas ellas con alrededor de cien años, que no han sido excomulgadas.
La actuación de la Guardia Civil no responde a una detención, sino a un procedimiento judicial de carácter civil y preventivo.
La comisión judicial ordenó el traslado de las religiosas por su avanzada edad y situación de vulnerabilidad, con el objetivo de garantizar su protección y bienestar mientras se esclarece su situación personal.
Según las primeras informaciones, las religiosas mayores fueron trasladadas fuera del monasterio en el marco de un procedimiento judicial. La actuación se desarrolló sin incidentes, aunque ha generado una fuerte reacción por parte del resto de la comunidad.
Las monjas más jóvenes han denunciado lo ocurrido y arremeten contra el arzobispo de Burgos, al que acusan de estar detrás de la intervención.
Aseguran que las religiosas trasladadas no querían abandonar el monasterio y califican lo sucedido como un “secuestro”, negando que existiera consentimiento por su parte.
El caso se enmarca en el conflicto abierto tras la salida de varias religiosas del convento de Belorado y la posterior situación canónica de parte de la comunidad. La investigación judicial continúa abierta para esclarecer las circunstancias del traslado y garantizar la protección de las personas afectadas.