El Ejército de Estados Unidos llevó a cabo un nuevo ataque contra una embarcación que, según las autoridades estadounidenses, estaba implicada en actividades de narcotráfico en el océano Pacífico oriental, dejando al menos cuatro muertos.
Esta acción forma parte de una campaña militar marítima que ha resultado ya en cerca de 99 fallecidos desde septiembre en el marco de operaciones contra presuntos traficantes de drogas.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, dijo que la lancha atacada era operada por una “organización terrorista designada” y circulaba por rutas conocidas de narcotráfico, aunque las autoridades no han presentado públicamente pruebas detalladas que vinculen directamente la embarcación con carteles o grupos específicos.
La ofensiva estadounidense en aguas internacionales ha generado una fuerte indignación política y legal dentro de Estados Unidos, con miembros del Congreso cuestionando la autoridad del Gobierno para llevar a cabo estas operaciones sin aprobación explícita del Legislativo.
Tensión con Venezuela por petróleo y política regional
Horas antes del ataque, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró que su país seguirá con el comercio de petróleo y otros productos pese a las amenazas de un bloqueo estadounidense, después de que el Gobierno de Donald Trump anunciara restricciones y presión sobre los envíos de crudo desde Venezuela.
Maduro calificó las acciones de Washington como “pretensiones guerreristas e ilegales”, y afirmó que el comercio continuará “para allá y para acá” sin que las amenazas de EE. UU. detengan la actividad económica venezolana.
En su intervención, el mandatario venezolano también hizo un llamado directo a los militares de Colombia a estrechar lazos con Venezuela, calificando la relación bilateral como una “unión perfecta” frente a lo que describió como intentos de división promovidos desde fuera.
El clima entre Caracas y Washington se ha vuelto especialmente tenso en los últimos días, con Venezuela solicitando la convocación del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir lo que describe como “agresión continua” por parte de Estados Unidos, en respuesta a la ampliación de medidas económicas y militares.
La Administración Trump, por su parte, afirma que su estrategia está destinada a cortar rutas de narcotráfico y presionar al Gobierno de Maduro, al que califica de liderar estructuras vinculadas con el crimen organizado. Sin embargo, críticos de la campaña sostienen que las acciones buscan también desestabilizar al Ejecutivo venezolano y tienen implicaciones geopolíticas más amplias en la región.