Este verano, ocho comunidades españolas están sufriendo graves incendios forestales, y los indicios apuntan a que varios han sido provocados de forma intencionada.
En las últimas horas los incendios que afectaban a la localidad ourensena de Carballeda de Avia ya han sido controlados. La Consellería do Medio Rural ha dado por extinguido el incendio forestal que ha calcinado 23 hectáreas, de las cuales 17 corresponden a monte arbolado.
También el incendio de Caminomorisco, en la comarca cacereña de Las Hurdes, que ha afectado ya a 2.778 hectáreas en un perímetro de 34,5 kilómetros, ya ha sido estabilizado. El Plan de Lucha contra Incendios Forestales ha bajado el nivel de peligrosidad del 2 al 1.
Los intensos trabajos desarrollados durante cuatro días, con la ayuda de la lluvia caída durante las últimas horas en la zona, han favorecido el control del incendio declarado en los términos municipales de Mombeltrán y Cuevas del Valle, en el sur de la provincia de Ávila.
Este viernes se activaba también el nivel 1 de peligrosidad en un incendio forestal de pastos localizado en Badajoz, en el que trabajan dos unidades de bomberos forestales, cuatro medios aéreos y un agente del medio natural.
Todos ellos se investigan por posibles motivaciones económicas o personales, e incluso, en algunos casos, podría estar presente un trastorno mental como la piromanía.
La situación es especialmente crítica en Ávila, donde se han registrado 19 incendios en solo dos meses, siendo el más reciente en Cuevas del Valle, con un inicio sospechoso junto a una carretera nacional, sin maquinaria cercana que pudiera causar chispas.
En Madrid, unos ciclistas lograron evitar un incendio al descubrir un neumático ardiendo en un pinar de San Martín de Valdeiglesias, y también están bajo sospecha otros incendios en Pontevedra y Las Hurdes.
Según datos oficiales, más de la mitad de los incendios en España tienen origen en prácticas ganaderas o quemas agrícolas, pero los intencionados suelen deberse a venganzas o intereses económicos.
Los pirómanos, aunque muy visibles, están detrás de solo un 4% de los fuegos. Este perfil responde a personalidades con fuerte sentimiento de inferioridad, que encuentran en el incendio una sensación de control y poder.
La legislación contempla penas de 1 a 5 años de prisión por provocar un incendio forestal, que pueden ascender hasta 20 años si se ponen en peligro vidas humanas.