Terminamos agosto y en la calle podemos comprobar cómo los madrileños apruran sus últimas compras con el IVA tal y como lo conemos. Por ejemplo en las gasolineras donde hemos visto colas para llenar el depósito, y es un pico importante. Se acabó lo bueno. Adiós al verano, a las vacaciones, a las rebajas, a los asientos libres en el autobús, a aparcar fácilmente, a los cursos de verano y la jornada reducida. Pero también adiós a la zona SER hasta las tres, a las entradas de espectáculos al precio que estábamos acostumbrados... Si les han entrado calores, tampoco podrán sefrescarse en las piscinas públicas que también echan el cierre.