"Tú sales del baño, de una ducha, ves una mama y que le falta su areola, entonces te lo está recordando día a día". La voz de Conchi, superviviente de cáncer de mama, se quiebra al recordar lo que significaba verse al espejo después de una mastectomía total.
Su testimonio refleja la experiencia de miles de mujeres que, tras superar la enfermedad, enfrentan otra batalla: reconciliarse con su cuerpo. En la clínica de Mónica Aránguez, en la calle Naciones, 9, en el distrito de Salamanca, encuentran una respuesta.
"Cuando empiecen el proceso, le hacemos las cejas, si pasan por una mastectomía, pues empezamos a hacer una micropigmentación reconstructiva de areolas", explica Mónica, especialista en micropigmentación cuyo trabajo ha adquirido un profundo significado humano. Su consulta se ha convertido en un refugio donde la técnica se convierte en terapia.
Conchi, quien fue diagnosticada en mayo y pasó por quimioterapia, mastectomía total y radioterapia, encontró en este proceso un aliado fundamental para su recuperación emocional.
"Recurrí a Mónica y a su equipo para la micropigmentación de cejas. Una peluca te la pones, pero la ceja para mí es lo más importante, es la expresión de la cara. Ya posteriormente recurrí a la micropigmentación de areola", relata.
El camino hacia la reconstrucción requiere paciencia. "En ese año que tenemos hasta poder llegar a realizar la micropigmentación, tenemos un tratamiento. La funcionalidad es inmediata y son las prótesis externas de silicona médica de platino. Las ayuda a transitar este tiempo hasta que llegamos a la solución semipermanente", explica una compañera de Mónica.
Ana, otra paciente, acude hoy a la clínica para realizarse la micropigmentación de la areola. "Vamos a empezar primero con el diseño. Una vez que terminamos el diseño, empezamos escogiendo el color", detalla Mónica mientras trabaja meticulosamente, proyectando en el pecho de Ana el boceto basado en una fotografía de su propia areola antes de la mastectomía.
"Estoy súper contenta porque no noto nada, no noto ningún tipo de dolor", comenta Ana durante el procedimiento. "A mí me diagnosticaron el cáncer en el 2023 y bueno, primero tuve un proceso de operación, de radio, de quimio. Luego una amiga mía me recomendó 100% a Mónica y vine a conocerla y, por supuesto, pues aquí estoy en sus manos porque confío plenamente en su trabajo".
Al ver el resultado final, Ana no pudo contener la emoción: "La verdad que no me imaginaba la sensación de volver a verme completa. Espero cerrar aquí el ciclo".
Su testimonio coincide con la proximidad del Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, que se conmemora cada 19 de octubre. Esta fecha, establecida por la Organización Mundial de la Salud, busca crear conciencia sobre la enfermedad y promover la detección temprana.
En la clínica de Mónica, cada ceja reconstruida, cada areola pigmentada, representa mucho más que un procedimiento estético: es la restauración de la identidad, un paso fundamental hacia la sanación completa que comienza cuando termina el tratamiento médico.