Después de 18 años, las estanterías de medicamentos y el mostrador de la farmacia de la calle Santa Adela han sido testigos de una despedida. Fausto, el farmacéutico que se ha convertido en una pieza fundamental del barrio de Hortaleza, cierra esta etapa con el corazón encogido.
Pero este viernes 28 de noviembre por la tarde, el peso de la tristeza se ha visto aliviado por una marea de cariño vecinal.
Algunos de sus más de 300 clientes, a quienes él no solo conoce de vista, sino por su nombre y por los medicamentos que toman, han querido darle una sorpresa que, sin duda, quedará grabada en su memoria.
Una multitud se ha congregado a las puertas de la farmacia para dedicarle una fuerte y sentida ovación, un gesto espontáneo cargado de gratitud.
"Estoy tremendamente emocionado porque este barrio ha sido mi vida, ha sido mi casa, ha sido mi familia. Yo jamás pensé que me iba a ir de aquí. O sea, yo llegué aquí con la intención de que esto no fuera un negocio, sino que fuera algo más. Yo tenía una idea de cómo podía ser una farmacia y realmente lo ha sido, pero ha sido gracias a toda esta gente", declaraba Fausto emocionado.
La emoción ha sido aún mayor cuando le han hecho entrega de un libro de firmas, una iniciativa de la que Fausto no tenía "ni idea" y que recoge en sus páginas el agradecimiento de todo un barrio.
El acto, organizado por los vecinos, respondía a un cartel que habían colocado días antes en el local. En él se podía leer:
"Nuestro querido farmacéutico Fausto deja el barrio a finales de este mes. Después de tantos años cuidándonos con profesionalidad, paciencia y una sonrisa, queremos darle un adiós lleno de cariño. Ven a compartir un aplauso, un recuerdo, un gracias. Hagamos que se lleve un pedacito de nuestro barrio en su corazón".
Y así ha sido. El barrio, en un acto de puro agradecimiento, no solo le ha dado aplausos y recuerdos, sino que le ha asegurado que se llevará consigo un pedazo muy grande de Hortaleza.