En plena ola de altas temperaturas, vuelven los avisos sobre los temidos golpes de calor. Ocurren cuando el cuerpo se vuelve incapaz de autorregular la temperatura y pueden provocar daños irreparables, incluso la muerte.
"Los síntomas de alarma pueden comenzar con un dolor de cabeza, cansancio, malestar... Si va evolucionando puede provocar somnolencia, confusión e incluso llegar al estado de coma", explica María Jesús Matías, médico del Samur.
El cerebro pierde la capacidad de autorregulación de la temperatura y pueden dañarse órganos vitales como el riñón, el hígado y el páncreas. Finalmente llega la parada cardiorrespiratoria. El Samur cuenta con Hielo químico, suero refrigerado y mantas térmicas que mediante un tubo enfrían al paciente.
"Si el paciente está consciente, la primera recomendación es hidratarle y ponerle paños fríos. Si está inconsciente y no respira debemos iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar", detalla.
Los más vulnerables, no sólo niños y ancianos, sino "gente que trabaja al aire libre o que hace deporte en las horas de más calor". Tan sólo el verano pasado, fallecieron en España 2.190 personas por calor, 459 de ellas en Madrid.