Los hosteleros y comerciantes de la sierra de Madrid se echan las manos a a la cabeza. No recuerdan un puente del Pilar con estas pérdidas.
Muchos madrileños, con segunda residencia en los pueblos serranos, no han podido salir de la capital y eso se ha notado en los pueblos, que ven como sus cafeterías, bares, kioskos o tiendas de alientación dejarán de facturar un 50 por ciento por el estado de alarma.
Los vecinos también ven el pueblo medio vacio, aunque algunos madrileños han optado por el empadronamiento para evitar los confinamientos de la capital
