Decir arte es decir Montpellier. Las calles de la ciudad son escaparate de los artistas locales, un auténtico museo al aire libre. Los primeros en decorar la ciudad fueron Invaders y Zeus en 1999, con su ya conocido mosaico de personajes de videojuegos.
El arte urbano de la ciudad echa mano a todo tipo de material, desde “trampantojos” que se confunden con las ventanas de las fachadas de los edificios hasta grafitis y bicicletas que sobresalen de las paredes o se encajan en barandillas, un conjunto artístico que, junto con la herencia medieval y romana, se ha convertido en el sello distintivo de Montpellier.