El anfiteatro de Nimes es el mejor conservado del mundo romano. Desde el siglo I fue escenario de combates de gladiadores y luchas con jabalíes y lobos. El monumento, transformado en fortaleza, fue construido como refugio para la población en caso de peligro. Posteriormente, se construyeron casas privadas en su interior. En 1809, las casas fueron demolidas para devolver al monumento su apariencia antigua.
El anfiteatro sigue siendo el centro del ocio de los habitantes de la capital del departamento del Gard, en la región de Occitania. A día de hoy, Las Arenas de Nîmes es usada como plaza de toros.
