Winnipeg guarda mucha más relación que un simple parecido fonético con el célebre libro infantil de Winnie the Pooh.
Pocos saben que ese oso que ha acompañado a un sinfín de niños durante la infancia tiene su origen precisamente en Winnipeg.
Un soldado del ejército canadiense tenía un oso llamado Winnipeg; le llevó consigo cuando le destinaron a Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial; pero acabó dejándolo en un zoo londinense hasta su regreso al ser destinado a Alemania.
Este animal causó furor entre los visitantes del zoo, especialmente en un niño que no dejaba de insistir a su padre en ir a ver a Winnie.
Aquel niño no era ni más ni menos que el hijo de Alan Alexander Milne, autor de los libros de Winnie the Pooh.
