Carmen sigue con el susto en el cuerpo. Una mañana su perro no dejaba de ladrar y el motivo era completamente inesperado: una boa constrictor de metro y medio. Todavía frotándose los ojos, como sin creérselo, avisó a la Policía Municipal, que la recogió y la llevó al Centro de Protección Animal del Ayuntamiento. Esta especie, aunque no es venenosa, captura sus presas por ahogamiento.