Las 'Máquinas parlantes' que capturaron el sonido por primera vez en la Biblioteca Nacional
- Alrededor de 150 piezas y aparatos musicales y unas 150 reproducciones de documentos y material gráfico dan vida a este relato
La Biblioteca Nacional de España (BNE) se ha convertido en una máquina del tiempo sonora. Hasta el 8 de febrero, su exposición 'Máquinas parlantes. El arte de atrapar el sonido' invita a los visitantes a realizar un fascinante recorrido por los primeros ingenios que hicieron posible grabar y reproducir la voz humana y la música, revolucionando para siempre la cultura y la vida cotidiana.
La muestra, que reúne alrededor de 150 piezas y aparatos musicales junto a otras 150 reproducciones de documentos y material gráfico, narra la historia del sonido grabado desde sus orígenes.
"Aquí os vais a encontrar la historia del sonido grabado desde los primeros documentos de música perforada, pasando por el fonógrafo, el gramófono", explica María Jesús López Lorenzo, comisaria de la exposición y Jefa del Servicio de Documentos Sonoros y Audiovisuales de la BNE.
El viaje comienza con el fonógrafo de Edison, un invento que en sus inicios se concibió como una herramienta de oficina. "Cuando Edison inventa este aparato es sobre todo como un tipo de dictáfono; no pensaba en grabaciones de música, sino que era más para grabaciones de campo", aclara López Lorenzo.
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La exposición muestra el primer modelo que se introdujo en los hogares, un lujo al que no todos podían acceder, como evidencia un catálogo de la época donde su precio era de 375 pesetas.
El funcionamiento de estos aparatos dependía de soportes pioneros. En el caso del fonógrafo, los cilindros de cera, que se presentan en la muestra en su característico color marrón. "Son los primeros soportes donde se graba la música y también la palabra hablada; hay recitados humorísticos, hay oratorias. Los cilindros españoles son únicos", destaca la comisaria.
La evolución tecnológica llevó al gramófono, que sustituyó los cilindros por los discos planos. Entre las joyas de la exposición se encuentra un "gramófono bellísimo, un gramófono Pathé", prestado por el Museo de Urueña de Joaquín Díaz. Se trata de un gramófono de moneda, donde al introducirla, el disco comenzaba a girar y la música salía por una gran bocina para que "todo el salón pudiera escucharla".
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La muestra también recrea la intimidad del sonido en el ámbito doméstico. Un gramófono de 1928, similar al que habría usado una familia de la época, demuestra el avance. Enrique, otro de los expertos, detalla su manejo: se le da cuerda, se suelta el freno y se coloca la aguja manualmente con delicadeza.
El sonido, completamente mecánico, sale por una bocina que en los modelos más lujosos se ocultaba en un armario, usando un "serpentín que es el que emite el sonido a través de una caja de resonancia", explica María Jesús.
La exposición no solo se centra en la tecnología, sino también en su impacto social. Una impactante imagen muestra a milicianos de la Guerra Civil escuchando un gramófono, probablemente reconfortados por la música del momento.
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Y, como testimonio de cómo esta innovación llegó a las altas esferas, se puede ver una revista donde el rey Alfonso XIII graba su voz a través de la bocina, un hito que marcó el despegue de la incipiente industria discográfica.
