A tan solo cuatro kilómetros de Aranjuez se alza la imponente noria hidráulica conocida como la Azuda de la Montaña, un emblemático monumento que, durante más de un siglo, suministró agua al municipio. Este ingenio, que data de los tiempos de Fernando VI en el siglo XVIII, se destaca no solo por su funcionalidad, sino también por su singular construcción.
Magdalena, una apasionada del patrimonio local, nos recuerda que Aranjuez es más que su famoso palacio y jardines. "Aquí contamos con el sistema hidráulico más importante de la Península Ibérica, que se remonta al siglo XVI, en la época de Felipe II", explica.
La Azuda de la Montaña utiliza cangilones, similares a los de las norias de feria, para elevar el agua y salvar el desnivel, permitiendo que esta sea conducida a través de un acueducto hacia una plataforma.
"Es curioso que, a pesar de ser del siglo XVIII, este acueducto sigue la tradición de la tratadística romana. La rueda de la noria, aunque llamativa, no tendría función sin el acueducto, lo que demuestra la conexión entre ambas épocas", añade Magdalena.
Este monumento es una obra de ingeniería y forma parte del paisaje cultural de Aranjuez. "No es solo lo construido, sino también la naturaleza que lo rodea, el sonido del agua y el canto de los pájaros, todo bajo la luz del sol. Esta mezcla entre el entorno natural y la obra del hombre fue la razón por la que Aranjuez fue declarado Patrimonio Mundial en 2001", destaca.
La Azuda fue restaurada en 2013 y se prevé que en 2026 se realicen nuevas obras de conservación. Los visitantes esperan con ansias volver a ver girar esta noria histórica, un símbolo de la rica herencia hidráulica de Aranjuez.