La música no es solo arte, también ha sido un símbolo del poder real. Por ello, los monarcas, especialmente Felipe IV, Felipe V y Carlos III, se tomaron muy en serio la tarea de proteger la música.
Durante sus reinados, el número de músicos creció hasta 70 personas entre cantantes e instrumentistas. Todos ellos con la posibilidad de tocar en una de las salas más importantes, la Capilla del Palacio Real.
Según los expertos esta Capilla es un milagro de la ingeniería, la acústica no es casual y su diseño estaba basado en expandir la música.
Su localización en el Palacio, su decoración, y cada detalle está cuidado. Entre los elementos a destacar se encuentra el Dosel Real o la colección de instrumentos, especialmente los stradivarius.