Asunción Balaguer: "Mi trabajo es lo que más he amado en el mundo"

Asunción Balaguer (Manresa, 1925) Casada desde 1951 con el también actor Francisco Rabal, del que enviudó en 2001, ha sido siempre una de las grandes damas de la interpretación. Por amor dejó su carrera de actriz para cuidar a sus hijos algo "que volvería a hacer", asegura y, ahora vive su segunda juventud y goza del éxito en su madurez.

Reconoce que está trabajando más que nunca, porque afirma que: "Mi trabajo es lo que más he amado en este mundo". A sus 90 años sigue atreviendo con todo, incluso a hacer de lesbiana en la última película en la que ha participado. Reconoce que su hija se sorprendió al verla en este nuevo papel, pero ella lo tenía claro, "Nena, soy actriz y las actrices tenemos que hacer de todo" le espetó a Teresa Rabal. Siempre con una sonrisa en los labios, dice que es la mejor manera de atraer "la buena energía".

Hablar con Asución Balaguer es hablar de Paco Rabal, su marido a quien "adoraba y a quien siempre le fue muy fiel", pese a saber que él "picoteaba" por allí. Dice que no podía enfadarse porque antes de casarse se conocían y sabía "con quien me casaba". Cuando Asunción Balaguer habla de su "Paco" se nota como dice, una y otra vez que "le adoraba". Cristina Tárrega le recuerda una conversación que tuvieron hace años en la que Asunción le reconocía que quería morirse para estar con él, algo en lo que todavía sigue pensando. No tiene ningún miedo a la muerte y eso "es una gran liberación" afirma.

Cuando se habla de infidelidad, Asunción "no pone la mano en el fuego por ningún hombre", pero volvería a casarse con Paco Rabal una y cien veces, porque era su amiga, su amor, su madre, su hermana..."yo quería ser todo", dice.

Reconoce que ha sido ahora, con los años, cuando ha comenzado a valorarse. El cariño de la gente, de la profesión ha hecho que sienta que "tiene sus valores". Se cuida lo justo, come lo que no le hace daño y es feliz.

Pese a ser catalana de nacimiento, se siente madrileña por los cuatro costados y afirma que: "Cada rinconcito de Madrid tiene un sabor especial para mi y no podría irme".

Ha recordado su infancia, cómo fue el matrimonio de conveniencia de sus padres, hablado de sus hijos, de sus nietos y de algunas de sus compañeras de profesión.

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