La okupación y la inquiokupación se sigue cebando con los más vulnerables, los mayores. En algunos casos, como el que conocimos esta semana, usurpan viviendas habituales aprovechando la ausencia de sus propietarios, que llegan a perder los recuerdos de toda una vida.
Y en otros, se aprovechan de segundas residencias compradas con el esfuerzo de años de ahorro, es el caso de Rosa y Jesús.
El matrimonio ha visto como su casa en Denia ha sido ocupada. Decidió alquilar la vivienda unos meses mientras residían en Madrid por razones médicas.
La inquilina presentó una nómina falsa y únicamente pagó dos meses de alquiler. Lleva ochos meses sin pagar y la okupa se niega a negociar para marcharse.