En una operación sin precedentes, Estados Unidos ha incautado 700 millones de dólares en bienes vinculados a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.
La medida se enmarca dentro de las sanciones económicas que el gobierno estadounidense mantiene contra el régimen venezolano.
Entre los bienes confiscados se encuentran una lujosa mansión ubicada en República Dominicana, joyas de alto valor, dinero en efectivo, dos aviones privados y nueve vehículos de alta gama.
Esta acción representa la mayor ofensiva hasta la fecha contra el patrimonio personal de Maduro, y subraya el endurecimiento de las políticas internacionales hacia su administración.
Las autoridades estadounidenses han señalado que estos bienes fueron adquiridos presuntamente a través de fondos desviados del erario venezolano, como parte de una red de corrupción que ha sido objeto de múltiples investigaciones internacionales.
La incautación refuerza la presión diplomática y económica sobre el gobierno de Caracas, en un contexto de creciente tensión política y denuncias de violaciones a los derechos humanos en el país sudamericano.