Vecinos de Usera viven atemorizados y desbordados por las continuas peleas, el vandalismo y la degradación que, aseguran, provoca un local con licencia de cafetería que funciona como after.
Imágenes grabadas por los vecinos hace solo unos días son la prueba gráfica de la brutalidad que se vive a las puertas del establecimiento, donde un joven resultó golpeado y con una brecha en la cabeza.
Las grabaciones muestran una escena dantesca: se lanzan botellazos, se profieren todo tipo de insultos y una chica llega a empuñar lo que parece ser un objeto punzante. "Salen peleando, con sangre, terrible, incluso el otro día vi un cuchillo aquí, en el buzón", relata con desesperación una vecina.
La queja unánime entre los residentes es la sensación de impotencia ante la inacción de las autoridades. "Es un after, pero no tiene licencia como tal. Nos ha dicho la policía que tenemos que poner denuncia y tal, pero hemos hecho mil cosas y nada. Hemos denunciado muchas veces y ahí sigue abierto", declara un vecino de la zona.
Otro residente resume la situación con una frase elocuente: "Es el corral de la Pacheca. Hay hostias, hay peleas, la policía cada dos por tres y esto es lo que tenemos desgraciadamente. No solo aquí, en muchos locales en Usera". Sobre los dueños, opina: "No son malos chicos, pero el público que traen o lo que sea la verdad que perjudica".
A pesar de las denuncias, la actividad en el establecimiento parece continuar con normalidad. En pleno mediodía, un equipo del programa ha podido constatar que el local tenía el cierre levantado y que entraba y salía gente con total tranquilidad.
Frente a las acusaciones de los vecinos, la versión desde dentro del local es radicalmente diferente. Uno de los dueños del establecimiento minimizó los hechos grabados: "Fue algo puntual que duró 30 segundos y luego se dispersaron. Por suerte, ninguna botella ha llegado a ninguna persona hasta donde yo tengo entendido. La sangre creo que era de la nariz".
En su defensa, el propietario insiste en la legalidad de su horario: "Es un bar, nosotros abrimos a la hora que nos corresponde, abrimos a las seis, no incumplimos". Sin embargo, durante una visita al interior, hemos podido observar una decena de personas que, ante la presencia de la cámara, optaron por esconderse rápidamente en el baño.
Una clienta, por su parte, alabó la atmósfera del lugar: "Salimos de una discoteca y vine para acá y la pasamos bien aquí, muy chévere, me atienden bien, todo chévere, felicidad como siempre, no hay cosas raras, todo excelente".
Los dueños aseguran que el problema viene de fuera, una afirmación que los vecinos, testigos de la violencia y la suciedad a sus puertas, contradicen. Mientras las versiones chocan, los residentes de Usera se quedan con la misma realidad: un foco de conflictos que envenena su día a día y ante el que, de momento, se sienten abandonados.