Antes de que cualquier tratamiento nuevo se use en personas, los investigadores trabajan durante muchos años para entender sus efectos tanto en células como en animales enfermos. Una vez que los investigadores obtienen buenos resultados en estos ámbitos, llegan los estudios clínicos con seres humanos.
Minimizar la distancia entre los resultados del laboratorio y la atención de los pacientes “contribuirá, afirma Ángel Ayuso, director gerente de la Fundación Vithas y director científico corporativo del Grupo Vithas, a mejorar la salud de las personas. Pero también a la sostenibilidad del sistema, ya que se conseguiría amortizar en beneficio económico y médico los recursos invertidos en investigación”. Además, tal y como asegura categórico el doctor Ayuso, en los ensayos clínicos todo tiene un protocolo: “en Fase I se comprueba si el fármaco es seguro y cuál es la mejor forma de administrarlo.
En la Fase II es cuando los investigadores analizan si el fármaco es efectivo y en la Fase III se verifican aspectos de seguridad y eficacia del fármaco y, llegado el caso, se compara con otros tratamientos utilizados. Hay una cuarta fase o estudios de seguimiento en la que se examinan los efectos a largo plazo una vez que el fármaco ya está en el mercado”.