El CD Tenerife obtuvo un importante triunfo ante un buen equipo como el Rayo Vallecano, que realizó méritos para no irse de vacío de la capital tinerfeña.
La simple presencia del Rayo en el Heliodoro supuso una exigente prueba para un remozado Tenerife, y no precisamente por el potencial que, a priori, se le presupone al cuadro madrileño, sino también por ver el engranaje del equipo insular tras la llegada de sus últimos refuerzos.
Ya desde los instantes iniciales se pudo apreciar como el engranaje vallecano ofrecía un mejor rendimiento sobre el terreno de juego, al ejercer un mayor dominio sobre el cuadro insular, que sólo pudo deshacerse de este poderío una vez transcurridos los primeros veinte minutos de juego, aunque sin ver peligrar su portería.