La muerte de Aitor fue un caso de los que hielan en corazón. Todo ocurrió en enero de 2018 cuando esta madre vio cómo su hijo caía desplomado con síntomas de ahogamiento y que al llamar al 112, el médico que les atendió no se creyó los síntomas de este joven achacando su estado al consumo de alcohol o de drogas.
Hemos conocido la sentencia al sanitario, dos años de prisión por homicidio por imprudencia profesional grave. Los padres de Aitor consideran esta condena "irrisoria" para haber perdido a "su único hijo": "Este hombre tendría que haber estado en la cárcel como mínimo 4 años y medio".
"Si este hombre no entra en la cárcel porque no tiene antecedentes penales, la indemnización no la va a pagar él, porque no la paga él y la inhabilitación tampoco le va a afectar porque ya se ha jubilado que me digan a mí qué condena le han puesto; qué clase de justicia es esta", ha denunciado la madre en 120 Minutos.
El padre ha querido recalcar que "su hijo falleció por falta de asistencia sanitaria" puesto que la ambulancia sin medicalizar, además, que envió otro médico tras llamar repetidamente, tardó 20 minutos en llegar.
Aitor entró en parada cardiorrespiratoria mientras su familia intentaba desesperadamente que alguien les auxiliara. Finalmente, falleció.