¿Qué falló en el control del trabajador del hospital de Alcorcón detenido?

Conmoción en el Hospital de Alcorcón. Uno de sus trabajadores, que llevaba años atendiendo el servicio de lavandería del centro sanitario, ha sido detenido cuando intentaba asfixiar con una almohada a una paciente ingresada en la planta de Traumatología. El hombre sufre esquizofrenia y se da la circunstancia que hace 22 años fue ingresado en un psiquiátrico tras matar a dos personas.

La gravedad de lo ocurrido en Alcorcón reabre el debate de los límites de la reinserción en la sociedad de individuos peligrosos. Hoy son muchos los que se preguntan si un esquizofrénico con estos antecedentes tenía que estar trabajando en un hospital.

Rocío Gavilán, psicóloga forense, señala al respecto que las personas con enfermedades mentales, "porque tengan una patología, no quieren decir que no puedan trabajar. Tienen que estar reinsertados en la sociedad, aunque evidentemente tienen que seguir un control rutinario de medicación con el psiquiatra".

El hombre, a pesar de que tenía una pena de hasta 22 años de ingreso en el centro psiquiátrico penitenciario de Alicante, pudo salir a los 10 años, en 2007, con todos los informes favorable, aunque sometido a un control periódico desde un centro de referencia y medicado.

En este sentido, Rocío Galán aclara que "a parte del brote psicótico, una persona esquizofrénica, es una persona totalmente normalizada y que puede ser insertada con normalidad en la sociedad".

"Aunque si no se toma la medicación, evidentemente puede generar cualquier tipo de conducta que sea anormal o vista desde la sociedad como extraña" a causa de la enfermedad que padece, señala.

Hay que resaltar, que legalmente no se pueden poner condiciones a la reinserción, sí se hace un seguimiento psiquiátrico una vez en libertad.

"En España padecen la enfermedad unas 600.000 personas"

La esquizofrenia es un trastorno mental complejo. Su prevalencia es similar en todo el mundo, una de cada 100 personas. Sus síntomas suelen ser alucinaciones, delirios, falta de respuesta emocional, retraimiento social, depresión o apatía. En España padecen la enfermedad unas 600.000 personas, lo que representa entorno al 1% de la población.

De ellos, los expertos estiman que un 66% logran obtener un nivel aceptable de adaptación a la vida familiar, ocupándose de su autocuidado, participando en las labores del hogar y conviviendo con otras personas.

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