Un perfil profesional emergente en todo el mundo son los llamados "rastreadores". Una combinación de investigador, psicólogo y terapeuta. Entrevistan a afectados por el covid para saber con cuantas personas estuvieron en contacto.
Su trabajo es fundamental para mitigar la propagación del virus y para prevenir un rebrote.
Su objetivo, averiguar que contactos ha tenido un contagiado, siguiendo protocolos para marcar como, cuando, y por qué.
Contacto telefónico
El contacto es telefónico, con la persona infectada y luego con todo su entorno, desde las personas más cercanas, familiares, amigos, vecinos a los menos allegados, compañeros de trabajo o trabajadores de supermercados cercanos a su domicilio.
Un rastreador debe ser investigador, psicólogo y enfermero. Veamos, por ejemplo, a Kenzi Brai.
Habla con un receloso jubilado de Utah, en EEUU que acaba de contraer la enfermedad.
En un tono suave le anima a que recuerde sus últimos contactos personales y a que revise su cuenta bancaria para que recuerde sus últimas compras.
La mayor cantidad de información
Todo para saber con quién estuvo a menos de dos metros durante los catorce días de la incubación. No siempre es fácil.
"Hay gente que miente", dice la rastreadora Maria Dicaro, "intento obtener la mayor cantidad de información posible, pero nos siempre es así”.
Otra forma de rastreo, está por ver si más o menos eficaz, es usar aplicaciones de móviles para fijar los movimientos de los infectados. El miércoles, el parlamento europeo dio su visto bueno al sistema, siempre que sea voluntario y solo se use mientras dura la pandemia.