Nai Estévez, una vecina del barrio de Simancas, en el distrito de San Blas, pide ayuda. Lleva un año con humedades en su casa, de tal calibre, que una gigantesca mancha de moho cubre casi por completo una de las habitaciones del domicilio familiar.
Vive ella sola, con su hijo Jeiron de 4 años. Desde hace más de un año comenzó a detectar el problema. Primero fueron los fuertes olores a humedad. Después llegó la gigantesca mancha que, amenaza, según nos dice, con hacerle caer el techo encima. Ella enfermó en febrero de 2019 y aún continúa con problemas respiratorios. Su hijo también cae continuamente enfermo.
Según cuenta Nai, pidió una solución a su casera. Ésta, en un principio, ignoró sus protestas. Ahora, lleva varios meses pidiendo presupuestos para arreglar el problema de humedades. Pero no se decide a arreglarlo. Les instaló un humidificador en su hogar. El problema es que el piso no tiene calefacción y cada vez que lo conectan, evitan ligeramente el terrible olor a humedad, pero la casa se queda a temperaturas insufribles. Tienen entonces que optar por los problemas respiratorios que les provoca el moho o los que les podría producir el estar en una casa a 10 grados centígrados.
Nai paga 700 euros mensuales por esta vivienda en la calle Maquinaria. Logró que, debido al serio problema con el moho, su casera no le subiera 100 euros más el alquiler, como pretendía.
Ha intentado mudarse en numerosas ocasiones. Pero aunque puede hacer frente al alquiler mensual de otra vivienda, no tiene suficiente para pagar la fianza que exigen en todos los pisos. Pide ayuda porque no puede soportar más una situación que, asegura, va a acabar con su vida y la de su hijo Jeiron.
La habitación en la que se encuentra la gigantesca mancha permanece todo el día cerrada y con la ventana abierta porque el olor se extiende por toda la vivienda. Pero el problema de las humedades comienza a afectar al resto de la casa. Tanto es así, que se ve obligada a secar con secador las paredes de otro dormitorio para, al menos, tener un sitio donde dormir. En el techo del salón también es muy visible el problema. La pintura está levantada en todos los cuartos. Y lo peor... en cuanto llueve, el problema se agudiza hasta niveles inaguantables.