Nieves y Miguel comentan entre risas los detalles de su reciente escapada a Benidorm, donde disfrutaron de unos cálidos 20 grados antes de volver a casa “con todo el autobús catarrao”.
“Venimos a otra marcha”, bromeaban, asegurando que, pese al resfriado generalizado, el viaje fue “muy, muy bueno”.
Nieves, confesó que terminó el día de su boda empujando un coche: “Se nos paró el R8 en la rotonda de Santa Gema. Tuve que remangarme el vestido y empujar cuesta arriba”. Una escena que, según cuenta, quedó inmortalizada en “200.000 fotos”.
Entre catarros, anécdotas y complicidades, la pareja demuestra que el humor sigue siendo su mejor equipaje.