Mariú Emilas nos cuenta de primera mano cómo era trabajar con el maestro Balenciaga

Si de algo no hay ninguna duda es de que el precursor de la Alta Costura es el maestro Cristóbal Balenciaga y en este capítulo de Coser y contar conocemos de primera mano cómo era trabajar al lado de un grande de la moda como él en su taller de Madrid, taller Eisa.

El taller estaba ubicado en el número 9 de la Gran Vía madrileña, puerta por la que entraban sus clientes, aunque sus trabajadores entraban por la puerta trasera que daba a la calle Caballero de Gracia. Aquí nos hemos encontrado con Mariú Emilas, hija y nieta de maestros cortadores del taller Balenciaga, además de la autora de 'Balenciaga, mi jefe'.

"El primer taller de Balenciaga estaba en Caballero de Gracia en el número 42 y era mi abuelo el encargado de atender a la escasa clientela que acudía durante los años de la Guerra Civil", nos ha contado Mariú.

Ya después de la guerra, Balenciaga trasladó su taller a la ubicación en la que permanecería desde el año 1941 hasta 1968.

¿Cómo estaba organizada la casa?

"Hay dos disciplinas claramente diferenciadas, la sastrería y la fantasía y luego estaba el taller de sombrerería y el de guarnicionería. Además todas sus casas tenían la parte delantera y la trasera, por la entrada principal entraba Balenciaga, directora, vendedoras, clientela... y por la parte trasera entraban los cortadores y modistas", ha relatado Mariú.

Pero con Emilas no solo hemos conocido todos los detalles del funcionamiento del taller sino que hemos conocido personalmente al prestigioso diseñador que no dudaba en formar a nuevos aprendices, a pesar de que sabía que, una vez aprendieran el oficio, se irían para abrir sus propias casas:

"Cuando se dice que él era un hombre muy generoso, es por uno de estos aspectos que no mucha gente haría ni a día de hoy ni antes, formar a una serie de personas y enseñarles tu técnica sabiendo que van a desaparecer y abrir sus propios negocios...".