Cosas que (deberías) hacer en Madrid al menos una vez en la vida

Madrid no para, y prueba de ello son las miles de cosas que se pueden hacer en la ciudad. Sin embargo, solo algunas definen de verdad su esencia. Os traemos la lista definitiva para sentirse 'gato', perfecta tanto para quienes viven aquí como para quienes la visitan.

Ver el atardecer desde el Templo de Debod

Iniciado por un rey meroita, ampliado por varios reyes ptolemaicos, terminado por los romanos y olvidado durante 12 siglos. El Templo de Debod es la prueba de que la historia puede recuperarse, incluso después de más de 2.000 años.

Tras ser rescatado del Nilo, las piedras de Debod quedaron reservadas para aquellos países que hubiesen contribuido económicamente al salvamento de los monumentos nubios. Entre ellos estaba España, que solicitó el templo como donación.

Así llegó a Madrid en 1970, aunque se abrió al público dos años después. Desde entonces, miles de personas han paseado por sus alrededores para contemplar el atardecer con vistas al Palacio Real y a la Casa de Campo.

Comerse un bocadillo de calamares en plena Plaza Mayor

No hay tradición más castiza que comerse un buen bocadillo de calamares en la Plaza Mayor, una unión que lleva siendo inquebrantable desde hace años. Pero, ¿de dónde sale?

La demanda de pescado siempre ha sido elevado en la capital debido a las restricciones de la Iglesia Católica durante la Cuaresma. Sin embargo, no es la única razón.

La llegada de emigrantes andaluces a mediados del siglo XIX no solo trajo el flamenco, sino también una forma particular de cocinar el pescado: mediante frituras y rebozados. Las clases populares adoptaron rápidamente estas técnicas, que pasaron a formar parte de la tradición culinaria madrileña.

Al mismo tiempo, muchas casas de nobles comenzaron a llenarse de cocineras procedentes del norte peninsular. Cuando el trabajo doméstico empezó a escasear, muchas de ellas se reconvirtieron en fundadoras de las primeras tascas y casas de comidas de la ciudad.

Perderse en las calles del Rastro

En su origen, sirvió como un lugar para vender, intercambiar y trapichear con ropa de segunda mano. Hoy en día, ofrece cientos de opciones distintas: libros, ropa, antigüedades, arte...

Ubicado en pleno barrio de Embajadores, sus calles cuentan con tiendas especializadas, bares típicos, rincones históricos y lugares tan interesantes como el Museo de Artes y Tradiciones Populares.

No solo podrás encontrar alguna reliquia, sino que también podrás probar el clásico vermú. Se puede visitar cada domingo y en los días festivos.

Visitar a Las Meninas en el Prado

Las famosas Meninas no solo representan el Siglo de Oro, sino que, con el tiempo, se han convertido en un icono pop de Madrid. Tanto, que hasta se han dejado ver fuera del lienzo, paseando por las calles.

Velázquez pintó esta obra en 1656, en el antiguo Alcázar de Madrid –actual Palacio Real–, y desde entonces está inseparablemente unida a la ciudad.

Si vienes a Madrid, ver la original en el Museo del Prado es un must. Pero encontrarte con una menina de colores en plena Gran Vía… también tiene su encanto. Eso sí, para ello tendrás que esperar hasta otoño.

Comerte unos buenos churros en San Ginés

Con una media de 2.000 chocolates y más de 10.000 churros al día, es una de las chocolaterías más famosas de la capital. Ubicada entre la Puerta del Sol y la Plaza Mayor, lleva endulzando los días de los madrileños desde 1894.

Sin embargo, alcanzó su mayor fama durante la Movida Madrileña, ya que quedaba cerca de la discoteca Joy Eslava. Vamos, ¿a quién no le apetecen unos buenos churros después de una noche movidita?

Está abierto las 24 horas todos los días del año, y cuentan con servicios a domicilio.

Ver el atardecer desde las Siete Tetas

Sin duda, y sin discusión posible, uno de los mejores miradores de Madrid es el del Cerro del Tío Pío, más conocido como el Parque de las Siete Tetas.

Ubicado en pleno barrio de Vallecas, sus colinas - formadas por los escombros del antiguo barrio que ocupaba la zona - ofrecen una vista privilegiada del skyline de la capital, perfecta para disfrutar de un atardecer o montar un buen picnic.

Puedes llegar fácilmente en la Línea 1 de Metro, ya que está situado entre los barrios de Nueva Numancia y Moratalaz.

Bailar algún que otro chotis en las verbenas más castizas

Si has llegado tarde a San Isidro, puedes aprovechar las fiestas de este agosto.

El distrito de Centro acoge las verbenas más castizas con las fiestas de San Cayetano (del 2 al 8 de agosto), las de San Lorenzo (del 9 al 12 de agosto) y las de la Virgen de la Paloma (del 14 al 17 de agosto).

En estas fiestas no faltan los organillos, la limonada, los churros, las rosquillas y, por supuesto, los bailes en la calle. Y sí, aunque no sepas bailar chotis, solo tienes que dejarte llevar. Nadie nace sabiendo... pero muchos acaban bailando.

Hacer una ruta gastronómica por Usera (Chinatown madrileño)

¿Sabías que puedes viajar a China sin salir de Madrid? Usera cuenta con la mayor concentración de la comunidad china del país, por lo que sus calles son la mejor opción para probar algunas de sus delicias gastronómicas.

Aunque hay cientos de opciones, os hemos seleccionado algunas para probar sus comidas más populares.

La primera parada es Royaltea (Calle Dolores Barranco, 51), donde podrás disfrutar del té de burbujas - los famosos bubble tea -. Este establecimiento es considerado uno de los templos de esta bebida en Usera.

Si te quedas con hambre, o prefieres llenarte la barriga desde el principio, puedes ir a Zhou Yulong (Calle Olvido, 92) para probar unos buenos dumplings o, si lo prefieres, unos noodles estirados a mano en La Mian by Tang (Calle del Amparo Usera, 4).

Y qué mejor manera de terminar esta ruta que en la pastelería La Oriental (Calle Dolores Barranco, 49). Desde bollitos de té verde hasta tartas de mango, pasando por mochis rellenos, decenas de dulces suaves y esponjosos te esperan.