Durante toda la noche familiares y equipos de rescate han estado trabajando en búsqueda de víctimas bajo los escombros de los edificios destruidos. Al menos 260 personas han muerto y mas de mil están ingresadas tras el terremoto de 7,2 grados de magnitud que ayer sacudió la provincia turca de Van. Sin embargo, se estima que la cifra de víctimas mortales podría aumentar hasta el millar. Mientras, unas 400 personas están desaparecidas enterradas tras el seismo.
Las escenas dramáticas no dejan de sucederse en las dos principales ciudades afectadas, Ercis con 74.000 habitantes y Van donde viven 367.000. Según las autoridades turcas se han derrumbado al menos 80 edificios, entre ellos una residencia de estudiantes. Aunque lo peor puede estar en las aldeas situadas en las zonas montañosas, donde todavía no han podido llegar los equipos de rescate.
Temerosos de las réplicas del terremoto, de las que se ha registrado mas de una treintena, los habitantes de la zona han pasado la noche a la intemperie a pesar de que las temperaturas rondaban los cero grados. El epicentro del temblor se ha situado a 30 kilómetros de la frontera de Irán, y a solo 6 km de profundidad por lo que sus resultados han sido devastadores.
La comunidad internacional, incluida España, ha ofrecido ayuda humanitaria inmediata a Turquía, donde la Media Luna Roja ha repartido ya 8.000 tiendas de campaña, mas de 25.000 mantas y 4.000 estufas, ya que una de las principales preocupaciones es proteger a los damnificados de las bajas temperaturas ante las previsiones de que nieve en los próximos días.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan está coordinando personalmente los trabajos desde el lugar de la tragedia, mientras en Ankara se ha formado un gabinete de crisis.
Turquía, situada en una zona especialmente sísmica, ha sido golpeada por fuertes terremotos. El mas destructivo ocurrió en 1999 cuando murieron 17.000 personas.