Se cumple un año de la DANA de Valencia y de sus trágicas consecuencias. La muerte de 229 personas (la última víctima encontrada hace pocos días), la destrucción de infraestructuras, viviendas, negocios, el arrase de campos y el recuerdo imborrable en la memoria de los supervivientes, afectados y familiares de los fallecidos.
Y un año después, reducido el despligue inicial de cuerpos de emergencia y servicios esenciales, investigadores y técnicos del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) siguen sobre el terreno desarrollando acciones de prevención, análisis o aprovechamiento de recursos.
Su aportación en los primeros momentos para solidificar los lodos que inundaron sótanos y garajes y poder retirarlos más ágilmente, se ha traducido en la creación de materiales de construcción usando esos mismos barros y aplicando procesos especiales.
Así, han conseguido fabricar mobiliario urbano, adoquines para reparar calles y otras piezas que van a entregar al Ayuntamiento de Catarroja, uno de los más afectados. Los lodos arrojados hacia la Albufera valenciana se reintegrarán en las necesidades de reparación de la localidad.
El CSIC mantiene además programas para prevenir la contaminación en los acuiferos, detectar contaminantes en los lodos a la hora de tratarlos o para evaluar el impacto ambiental en los barrancos y en la Albufera.
También estudian los efectos sociales y emocionales en las personas jóvenes ante catástrofes climáticas para proponer estrategias de gestión y prevención ante crisis similares.