La segunda jornada de Benedicto XVI en Alemania está marcada por su carácter ecuménico. A primera hora de la mañana, en la Nunciatura Apostólica de Berlín, se ha reunido con representantes de las comunidades musulmanas. El acto ha servido para rebajar la tensión tras el discurso que, hace cinco años, pronunció el pontífice en la Universidad germana de Ratisbona. Benedicto 16 ha resaltado la relevancia de la población de confesión islámica en el país bávaro, pero también ha advertido contra los fanatismos religiosos.
En avión ha llegado hasta Erfurt, ciudad donde estudió Martín Lutero, impulsor de la Reforma. Allí ha visitado la Catedral de Santa Maria. Tras una breve parada se ha dirigido al convento agustino, lugar en el que ofició misa por primera vez el fraile Lutero. El escenario fue elegido por el propio Benedicto XVI que ha reconocido estar emocionado.
Tras un desencuentro que se ha prolongado cinco siglos, católicos y evangélicos se han reunido bajo el mismo techo en un acto solemne en el que también han tomado la palabra los principales representantes de las iglesias evangélicas alemanas.
En su discurso el Papa ha dicho que lo más importante para el ecumenismo es que no se pierdan las cosas que ambas confesiones tienen en común. Les ha pedido además que se ayuden mutuamente a crecer.
La visita del Pontífice atraviesa su ecuador. Benedicto XVI permanecerá en su país natal hasta el domingo. Tercer viaje a su tierra pero el más polémico. A pesar de esas primeras críticas, la prensa alemana considera positiva el viaje del Papa alemán.