Los disturbios que estallaron en el norte de Nigeria en protesta contra los resultados de las elecciones presidenciales del sábado se han cobrado 121 vidas, a la vez que centenares de personas más han resultado heridas y 15.000 han tenido que abandonar sus casas, informó hoy un periódico local.
El candidato cuya derrota desató la violencia, el general del Ejército retirado Muhammadu Buhari, salió al paso de los acontecimientos la noche del martes al condenar la violencia. "Tengo que decir que son hechos ruines que no fueron iniciados por nuestros seguidores y por tanto no pueden ser respaldados por nuestro partido", rezó un comunicado difundido por el portavoz de Buhari, Yinka Odumakin. "Se trata de una cuestión nítidamente política que no se debe convertir, de ninguna manera, en asunto étnico, confesional o regional", dijo.
Buhari, que es un norteño musulmán cuya formación, el Congreso por el Cambio Progresista (CPC), goza de amplio apoyo en el norte de Nigeria, perdió los comicios ante el actual presidente, Goodluck Jonathan, un sureño de la minoría cristiana, al recibir 12 millones de votos frente a los 22,4 de votos que se fueron para Jonathan.
El CPC rechazó estos resultados, aduciendo que habían sido manipulados en las regiones electorales del Sur-Sur y del Sur-Este, que son baluartes de Jonathan.
Los disturbios en reacción a los resultados se iniciaron el domingo en los estados de Bauchi y Gombe, y se extendieron rápidamente a otros en el norte, como Kaduna, Kano, Sokoto, Katsina, Adamwa y Nasarawa, donde duraron tres días.
La Dirección Nacional de Gestión de Emergencias, la policía y otros órganos del estado se han negado a publicar las cifras de los muertos o mutilados en los disturbios en el norte, ya que temen que podrían conducir a represalias en el sur.
Sin embargo, el periódico norteño "Leadership" informó hoy de que los muertos en la violencia suman 121 y los heridos se cifran en centenares. "Leadership", que cita "fuentes fidedignas", agregó que 15.000 personas han huido de sus hogares y muchas de ellas han buscado refugiarse en comisarías de la policía o cuarteles de las fuerzas armadas.
El mayor número de víctimas se registraron en el estado de Kaduna, donde se teme que han muerto unos 50 personas, y en el estado de Kano, donde los muertos se han cifrado en 30, seguido por Gombe, con 17 muertos, Bauchi, con 16 y Katsina, con ocho muertos.
Los manifestantes, principalmente jóvenes y que portaban palos o machetes, atacaron a quienes sospechaban eran simpatizantes del gobernante Partido Democrático Popular.
En Kaduna, el hospital Saint Gerald's informó de que 20 cadáveres habían llegado a su depósito, mientras que unos 400 pacientes fueron atendidos por heridas sufridas a manos de los amotinados. Muchos edificios fueron incendiados durante los disturbios en el estado de Kaduna, entre ellos la residencia particular del vicepresidente, Namadi Sambo.
En Bauchi, el Comisionado de la Policía, John Abakasanga, informó de que fue incendiada la sede del Departamento Electoral Nacional Independiente.
La mayor parte de los estados de Nigeria siguen bajo toque de queda.
El presidente Jonathan ha expresado su "gran pesar" ante la violencia y apeló a los implicados a poner fin a "este comportamiento innecesario y evitable".