La mejor forma de conocer a un escritor es a través de sus libros. No sólo los que ha escrito, sino también los que ha leído. La Fundación Juan March guarda en Madrid los cuatro mil libros que Julio Cortázar atesoraba en su vivienda de París. Libros sobre los que anotaba, apostillaba o corregía. El escritor y periodista Jesús Marchamalo ha descubierto esos curiosos secretos literarios del autor de Rayuela en un volumen titulado Cortázar y los libros, publicado por Fórcola Ediciones.
Cortázar "escribía" compulsivamente sobre los libros que leía y no ahorraba comentarios manuscritos. Tan pronto criticaba un párrafo como se enojaba por un grave error tipográfico. En ocasiones dibujaba, divagaba o, simplemente, empleaba los espacios en blanco de una novela para anotar sus impresiones durante un viaje al extranjero.
Las grandes novelas del siglo XX, libros de arte, novelitas de misterio y vampiros, historia, poesía... Cortázar los compraba, se los regalaban y, como queda constancia gracias a sus réplicas al margen, se los leyó.
Esta biblioteca personal desvela una faceta inédita del novelista argentino. Se puede visitar, previa petición, en la Fundación Juan March.