Fue el miércoles pasado. La artista se subió al escenario del Roundhouse en su barriada londinense de Candem Town. Lo hizo para apoyar a Dionne Bromfield, su ahijada, una joven talento de 15 años salida de los concursos de televisión y a la que muchos definen ya como la auténtica sucesora de Winehouse. No cantó, pero sí reclamó desde el micrófono (como ya lo había hecho en meses precedentes a través de twitter) el respaldo a la joven artista. Amy Winehouse se mostró encantadora y plenamente consciente, muy lejos de la imagen que había ofrecido en su último concierto en Belgrado un mes antes y que la obligó a suspender su gira europea.
Sus vecinos del barrio de Candem Town aseguran que estas últimas semanas la habían visto en varias ocasiones en perfecto estado. La camarera de un restaurante portugués al que Winehouse acudía con cierta frecuencia afirma que un día antes de su muerte la saludó desde su coche antes de entrar en el domicilio, y que hace semanas le pidió que no la sirviera bebidas alcohólicas.
Los detalles sobre la autopsia siguen sin revelarse, aunque los tabloides británicos advierten que el viernes pasado los médicos la visitaron en su domicilio en una revisión rutinaria sin que advirtieraqn nada extraño en su proceso de rehabilitación.