Amor a primera vista entre Bruno Mars y el público español

  • Para el concierto de Vistalegre las entradas se agotaron en apenas tres días
Bruno Mars anuncia conciertos en Madrid y Barcelona en el verano de 2018
Bruno Mars anuncia conciertos en Madrid y Barcelona en el verano de 2018 |Telemadrid

El cantante Bruno Mars actúa este viernes en el Palacio de Vistalegre. El artista hawaiano viene para presentarnos su segundo disco, con el que sigue cosechando premios. El último, en la reciente gala de los MTV. Tras su paso por Badalona, esta noche toca en Madrid, donde las entradas se agotaron en apenas tres días.

El público acudía en Cataluña al primer concierto de Bruno Mars en España con las expectativas altas. Las entradas estaban agotadas desde hacía meses, los más entregados habían hecho cola durante días para estar en primera fila y la reventa por internet triplicaba el precio oficial.

Pero los nervios de esta primera cita en el Palau Olímpic de Badalona (Barcelona) se han transformado rápidamente en amor a primera vista y Bruno Mars no sólo ha ofrecido un concierto alegre, sensual y cargado de energía, sino que además ha prometido volver.

El espectáculo ha empezado con media hora de retraso, detalle que los fans han perdonado al artista hawaiano en cuanto ha aparecido precedido por un estruendo de percusión selvática, en alusión al nombre de la gira: The Moonshine Jungle Tour.

Bruno Mars ha subido al escenario con armilla y sombrero, el mismo atuendo que llevaban sus seguidores más incondicionales, y rodeado por siete músicos que han hecho explotar el tema Moonshine con la fuerza de sus instrumentos y la alegría de sus coreografías.

Al unísono con sus músicos, Bruno Mars ha demostrado lo mucho que se parece a Michael Jackson cuando quiere y ha dado unos cuantos pasos arrastrados sobre el escenario que ha hecho inevitable recordar lo guapo que era de joven el malogrado cantante.

Por fortuna ha sido una visión pasajera, porque Bruno Mars no es el nuevo Michael Jackson, sino que toca muchas más teclas.

VERSATILIDAD Y GENIALIDAD

La siguiente tecla ha sido el sonido reagge que ha imprimido al tema Show me, justo antes de hacer un repaso a sus influencias, que van desde el pop al el rock, pasando por el soul, el R&B, el hip hop y todos los ritmos negros habidos y por haber.

Frente a un escenario limpio como una pista de baile de los ochenta, la estética retro se ha impuesto en las pantallas y el público ha soltado los primeros gritos de satisfacción cuando ha sonado Treasure.

El ritmo discotequero que el artista ha imprimido a la primera parte del concierto se ha frenado cuando Bruno Mars ha interpretado una balada subido a una pequeña plataforma, que no ha evitado que los espectadores de las primeras filas se haya percatado de lo bajito que es el artista.

En este punto, el sensual movimiento de caderas del cantante ha encandilado al público, especialmente el femenino, que se han dejado enamorar desde el primer momento por la radiante sonrisa de este seductor intérprete de 28 años, que ha llegado a lo más alto de las listas de éxito con sólo dos elepés.

Por si alguien tenía dudas de que la historia de amor del público y el intérprete iba en serio, Bruno Mars ha tocado Marry you y ha cambiando la letra por Barcelona, I want to marry you.

Con "If I knew", el estadounidense ha demostrado sus dotes vocales y parte del público se ha desecho cuando ha dicho "bésame" en español.

Una chica de la primera fila ha llorado cuando Bruno le ha dedicado una canción de amor y el público ha respondido levantado corazones de papel blanco y pidiendo más cuando la banda ha amagado con finalizar el concierto tras "Just the way you are".

Pero siempre hay bises, así que tras un fundido a negro de apenas unos segundos, el cantante y compositor ha aparecido tocando la batería, instrumento que ha abandonado para soltar una traca final con dos de sus hits más esperados: Locked out of heaven y Gorilla.

Tras Badalona, el artista estadounidense viajará mañana a Madrid para actuar en el Palacio de Vistalegre y después recorrerá varias ciudades europeas donde, como en Badalona, las entradas están agotadas. Barcelona no es la única.