La creativa casa-taller del pintor y escultor Eduardo Barco, en Carabanchel

Foto: REDACCIÓN |Vídeo: Telemadrid

En el programa 32 de 'Toc toc... ¿se puede?' acompañamos a Sara Poza al corazón de Carabanchel. Allí visitamos la casa-taller del pintor y escultor Eduardo Barco. Una casa tan creativa como inesperada, con altísimos techos, mesas, sillas y muebles reinventados y hasta un patio de entrada que parece sacado de una película de Almodóvar. Dentro de los 240 metros cuadrados, el diseño interior, los 2 niveles de la vivienda y la decoración son tan originales y poco usuales como cabría esperar de una persona que usa la imaginación para crear.

Eduardo buscaba un lugar en el que vivir y trabajar sin demasiadas distracciones, pero al final compró un espacio y lo amoldó a sus necesidades. La casa presenta una locura creativa que encaja con el estilo de vida del anfitrión. Antes de ser reformada este espacio fue secadero de pieles y taller de madera. La primera sala está dividida en tres ambientes y en todos logra entrar mucha luz natural. La cocina es un espacio híbrido para cocinar y trabajar con obras que requieran de agua. El comedor lo preside una mesa con cristal, y en general los muebles están articulados con todo tipo de elementos que ha ido creando.

La campana extractora está casi en el techo, y a pesar de que nuestro anfitrión es alto, nos preguntamos cómo la enciende. De ella cuelga una cuerda, un elemento más creado por él. El otro salón está incorporado con sofás de las otras casas donde ha vivido. La casa mantiene su temperatura únicamente con una potente chimenea que se alimenta con los restos de madera de su trabajo. La ventilación de los espacios está comunicada entre sí para poder calentar toda la casa, nos cuenta que en esta chimenea se puede incluso cocinar.

Los materiales pueden ser desde sobras de otras obras de arte suyas a unas vigas de derribo de una estructura que compró hace años. El material de derribo procede de antiguas construcciones, aunque su coste suele ser elevado. Unas escaleras guían a otra habitación que parece una quilla, pieza clave considerada la columna vertebral de un barco. Está visible a través de cristaleras, pero hay que subir las escaleras para descubrir su dormitorio. Las alturas de la casa son diferentes, hay 3, que van de los 1,6 a los 5,5 m.

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