Varios municipios de la Comunidad de Madrid se visten de fiesta para rendir homenaje a San Sebastián Mártir, con tradiciones que reflejan la riqueza cultural y la historia de estas localidades. En Torrelaguna, Fresnedillas de la Oliva y Braojos, los vecinos se reúnen para celebrarlo con fervor y alegría.
En Torrelaguna, las festividades culminan con una emotiva misa en honor al santo, donde los asistentes tienen la oportunidad de venerar una reliquia de San Sebastián. La celebración no se detiene ahí; al finalizar el acto religioso, todos los vecinos son invitados a disfrutar de una deliciosa chocolatada frente a la ermita, creando un ambiente cálido y comunitario.
Por otro lado, Fresnedillas de la Oliva celebra su particular Fiesta de la Vaquilla, un evento que inicia con personajes tradicionales que representan a la vaquilla y a los judíos del pueblo. Armados con grandes cencerros, estos personajes dan inicio a un ritual ancestral que simboliza el paso de los niños a la adultez en un contexto pastoril.
Esta fiesta es un llamado a la primavera y una celebración del legado cultural que perdura en el tiempo. El alcalde del municipio destaca: "Es una tradición centenaria o milenaria, no se sabe exactamente si es de origen celta o prerromano. Son las raíces de nuestros antepasados que nos las transfieren año a año y lo vamos pasando a nuestras futuras generaciones".
La festividad incluye una misa seguida por una procesión en honor al santo, donde los asistentes cambian los cencerros por mantas para participar en el acto religioso. Durante esta ceremonia, se entregan ofrendas simbólicas conocidas como "perra gorda" a los personajes tradicionales, quienes acompañan al santo en su recorrido por el pueblo.
Finalmente, todos los personajes se arrodillan ante él para pedir salud y asegurar que esta tradición se repita en el futuro. Este evento ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Comunidad de Madrid, destacando su importancia cultural.
Finalmente, Braojos, ubicado en la Sierra Norte de Madrid, también se une a las celebraciones con su propia versión de La Vaquilla. En este caso, se trata de un armazón de madera decorado con cuernos y cubierto por una sábana adornada con pañuelos en forma de lazos. Este simpático personaje persigue a los más pequeños al ritmo del cencerro, generando risas y alegría entre todos los asistentes.
Las celebraciones del 20 de enero no solo honran a San Sebastián Mártir, sino que también fortalecen el sentido de comunidad y preservan tradiciones que han pasado de generación en generación.