Tanatopractores, el oficio esencial que devuelve la dignidad en el último adiós
- Aprenden técnicas de maquillaje, restauración y gestión de duelo
Pocos hablan de ellos y su labor transcurre entre bambalinas, pero su trabajo es fundamental en uno de los momentos más delicados de la vida. Son los tanatopractores, un oficio que enfrenta de cerca la muerte para ofrecerle al fallecido y a sus familias un último gesto de dignidad y paz.
"Sabes qué pasa, que la gente piensa que lo único que nosotros hacemos es maquillar difuntos y nada más lejos de la realidad. Somos una parte fundamental para que la familia pueda despedirse de su familiar en el tanatorio de una manera más sana", afirma Raquel, profesional del sector.
Lejos de limitarse a la estética, una parte crucial de su trabajo es la restauración y reconstrucción de aquellos que han sufrido traumatismos. "Están trabajando para, en un momento dado, cuando un fallecido tiene algún tipo de traumatismo por un accidente o por lo que sea, es muy importante que sepan no solamente trabajar con la prótesis como tal, sino darle los volúmenes que necesita, que sea algo identificable para las familias", explica Raquel.
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Esta labor, minuciosa y cargada de respeto, es clave para que los seres queridos puedan reconocer a su familiar y comenzar un duelo saludable, guardando una imagen serena como recuerdo final.
La discreción es otra de las piedras angulares de su profesión. Para garantizarla, los tanatorios están diseñados con circuitos independientes.
"Aquí lo que tenemos son unos pasillos propios y podemos ir trasladando el féretro de la sala de tanatopraxia, por ejemplo, a la capilla, pero nunca estando por lo que es el centro de lo que es el propio tanatorio, como puede ser una recepción", detalla Raquel. El objetivo es claro: que la familia esté tranquila velando a su ser querido, sin interferencias.
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Cuando se habla del maquillaje, la técnica va mucho más allá de la aplicación de cosméticos. "Esto es una práctica de tanatoestética, lo que conoce más la gente como ese proceso de maquillaje. Realizamos una técnica que se llama técnica de claroscuro", comenta la profesional.
Se trata de un arte sutil: "La gente no lo va a saber, pero nosotros sí que damos ese toquecito en ciertas zonas para crear volúmenes para que la familia al final reconozca e identifique a su fallecido de la mejor manera posible".
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Este oficio, que combina conocimientos científicos, artísticos y una profunda sensibilidad humana, se ha revelado como una profesión con una demanda en constante crecimiento.
En un momento de dolor extremo, su trabajo silencioso se convierte en un pilar esencial para ayudar a las familias a afrontar la pérdida, asegurando que el último recuerdo esté marcado por la dignidad y el respeto.
